jueves, 9 de abril de 2009

El muro infernal

El intendente de San Isidro, apellidado Posse, está intentando aplicar una medida de seguridad antiquísima que se usaba en las batallas contra los indígenas, levantar un paredon cuasi de fortín entre una villa y un barrio no-villa.
Las veces que he leído o escrito las palabras "fortín" y "Posse" en un mismo párrafo me han causado emoción, felicidad y alegría, como aquel cabezazo de Martín Andrés esa anteúltima fecha ante Huracán donde salimos campeones, año 98'.

Esta vez no me causa tanta alegría y emoción, pero sí al menos simpatía. Los medios se están llenando la boca con habladurías baratas sobre derechos humanos, la presidenta habla de "separatismo", los vecinos del otro lado del muro tildan a Posse de NAZI dibujándo svasticas al revés (ni eso saben hacer), etc. Pero nadie habla de cómo vive la gente de 'este' lado del muro. Nadie habla de la cantidad de robos, asesinatos, secuestros y amenazas que ocruren a diario. Nadie habla de que la gente tiene miedo de salir a la calle, nadie habla de que no pueden dejar el auto en la puerta de la casa, ni de que no pueden dejar salir solos a sus hijos. Acá es defender al pobre indigente que está siendo tapado por un muro y desprestigiar y agredir a un político que toma una medida. ¿Es la mejor? No sé. ¿Había otra variante? Realmente lo dudo. Pero tomó una medida. Mientras vemos a todos los demás de brazos cruzados, el loco de mierda este tomó una medida.

El muro infernal existe desde hace muchos años, pero no es de concreto. Es un muro apuntalado con miedo, edificado con paranoia, acabado con el dolor de perder un ser querido y pintado con el horror. Atrapados por ese muro vivimos todos los habitantes de Buenos Aires cuan ancha es. A nosotros que no tenemos plata para mudarnos a un barrio privado (aunque hoy no es garantía) o pagarle a un policía para que se quede en la puerta de casa 24x7; los que no tenemos posibilidades para exiliarnos a España a filmar videos porno por 150 euros para poder al menos vivir tranquilos; nosotros que tampoco somos indigentes, que no vivimos en una villa, que no matamos a nadie, que no salimos a robar, que no somos beneficiados con planes del estado; nosotros que no tomamos casas y recibimos 92.000 pesos para desocuparlas, nosotros que no nos paramos en una esquina a pedir plata y amenazamos al que no nos da, nosotros que cuidamos el mango, que ahorramos 10 años para comprarnos un auto, que andamos 2 días con el mismo pantalón y tenemos sólo 2 pares de zapatos. A nosotros nadie nos cuida. Para nosotros NO EXISTEN los derechos humanos, no existe la justicia, no existe la seguridad, no existe un plan del gobierno, no existen beneficios, no existen las garantías individuales ni sociales. No existe nada. Nosotros somos el gris, estamos en el medio. Ni ricos ni pobres. Parece que siendo grises nadie nos defiende.

El muro es un buen paliativo, no va a dar solución definitiva a los vecinos de La Horqueta, pero creo que sirve. Plantando policías en cada extremo y a cada lado del muro al menos los delincuentes no tendrán una fácil vía de acceso a la impune escapatoria que los espera dentro de la villa.

En fin... este post es para mí. Para no olvidarme de como pienso. Hoy es "Jueves santo" y tengo que trabajar igual... así que para pasar el rato y en repudio al negrerismo de esta empresa me voy a ir abajo a ver si en la calle hay algún auto al que le pueda chorear el stereo. Con suerte si caigo preso y me maltrata un policía alguien se va a ocupar de mi seguridad.


Saludos.